El periodismo superfluo y la simple opinión que no vale

  • El alcalde de Tepic Javier Castellón Fonseca, el Rector de la UAN Jorge Ignacio Peña, Guadalupe Acosta, el líder cameral Leopoldo y el propio Gobernador Antonio Echevarría así como algunos comunicadores, entre otros, han sido víctimas del escarnio doloso en las redes sociales

El periodismo es una forma de comunicación social a través de la cual se dan a conocer y se analizan los hechos de interés público; sin el periodismo, el hombre conocería su realidad únicamente a través de versiones orales

Dentro del conocimiento humano, en todos los órdenes de la ciencia y la filosofía, hay diferentes clases de saber, hay el saber que tenemos todos sin haber aprendido ni reflexionado sobre nada; hay otro saber, que es el que adquirimos cuando lo buscamos; hay entonces un saber, que tenemos sin haberlo buscado, como Pascal encontraba a Dios, sin buscarlo, pero hay otro saber, que no tenemos, más que si lo buscamos y que si no lo buscamos, no lo tenemos; es el caso de las profesiones, médicos, odontólgos, abogados, administradores, ingenieros, arquitectos, sociólogos etcétera.

Las lecciones elementales de filosofía, -que llevamos desde la preparatoria-, nos dice que esta duplicidad del sentido de la palabra “saber”, responde a la distinción entre la opinión y el conocimiento bien fundado racionalmente. De hecho Platón, con esta distinción entre la opinión y el conocimiento fundado, inicia su obra filosófica; distingue lo que él llama “doxa”, que es la simple opinión (la palabra doxa, la conocemos todos y la encontramos en la bien conocida palabra de “paradoxa” o paradoja, que es la opinión que se aparta de la opinión corriente) y, frente a la opinión, que es el saber que tenemos sin haberlo buscado, pone Platón la “episteme”, que es la ciencia, que es el saber que tenemos porque lo hemos buscado.

Así que es más valiosa la opinión de aquellos seres humanos que cuentan con un saber porque lo han buscado, lo adquirieron metódicamente, siguiendo determinados caminos, aplicando determinadas funciones mentales a la averiguación; Platón denominó el método del saber reflexivo que encontramos después de haberlo buscado intencionalmente, como la dialéctica; es decir, que cuando no sabemos nada, o lo que sabemos, lo sabemos sin haberlos buscado, como la simple opinión sin sustento, o sea un saber que no vale nada, que es cuando nada sabemos y queremos supuestamente saber para poder opinar.

Cuando queremos acceder o llegar a esa “episteme”, a ese saber racional y reflexivo, tenemos que aplicar un método para encontrarlo, y ese método Platón lo llamó dialéctica, que consiste en suponer que lo que queremos averiguar, tal cosa o la otra, es decir, anticipar el saber que buscamos, pero inmediatamente negar y discutir esa tesis o esa afirmación que hemos hecho y depurarla en discusión, con metodología.

Me viene nuevamente esta reflexión filosófica, porque me asombra la cantidad de opiniones vertidas en una serie de publicaciones, descalificando con un lenguaje soez, la actitud y el desempeño de gobernantes o actores políticos, principalmente en las redes sociales, por la facilidad de su acceso, muchas de estas aseveraciones hechas al son del anonimato, que se confunden con la libertad de expresión, peor aún, que confunden muchos con el “periodismo”.

Muchos de estos opinadores “feisbukeros”, algunos de ellos erróneamente se creen “periodistas”, presentan “información” cuando es realmente es su propia “opinión”, y es que al desconocer totalmente los géneros periodísticos, pues muchas de las veces están peleados con la lectura, simplemente cuentan precisamente con un saber que no buscaron, por lo tanto su opinón “su doxa” (como dijo Platón) no vale, no influye en la opinión pública, precisamente porque la gente sabe que no cuentan con conocimientos racionales y bien fundados que le den calidad a lo que opinan y escriben, son iletrados sin instrucción cultural, en pocas palabras.

Estos personajes que mucho daño hacen en las redes sociales, con una “libertad de expresión” mal entendida, únicamente se valen de la opinión corriente que les da ese saber y entender del sentido común que tienen sin haberlo buscado, como nos dicen estas lecciones preliminares de filosofía de Manuel García Morente, escudados en un supuesto “periodismo ciudadano y libre”, pero que desconocen totalmente la connotación teórica y práctica de lo que es la comunicación social y el fomento de la opinión real, sustentada y científica, que confunden con difamación y desacreditación.

Estas actitudes de estos personajes que derraman especulación en las redes, que son producto de sus fobias y frustraciones en la política, y es que están al servicio del mejor postor, son utilizados por grupos de poder fácticos para desacreditar a sus adversarios, mediante campañas negras o sucias, el alcalde de Tepic Javier Castellón Fonseca, el Rector de la UAN Jorge Ignacio Peña González, Guadalupe Acosta Naranjo, el líder cameral Leopoldo Domínguez y el propio Gobernador Antonio Echevarría García así como algunos comunicadores de opinión, han sido víctimas del escarnio doloso de opinión en las redes sociales, sin más argumento que la difamación.

El periodismo es una forma de comunicación social a través de la cual se dan a conocer y se analizan los hechos de interés público; sin el periodismo, el hombre conocería su realidad únicamente a través de versiones orales, resúmenes e interpretaciones históricas y anecdotarios; resuelve de manera periódica, oportuna y verosímil, la necesidad que tiene el hombre de saber qué pasa en su ciudad, en su país, en el mundo y repercute en la vida personal y colectiva, por lo tanto el papel de los medios de comunicación social, ya trasladados al internet y las redes sociales -los verdaderos y profesionales- se hace fundamental para darle rumbo a una opinión pública que coadyuve al desarrollo en todos los órdenes del quehacer humano.

El tratamiento de los hechos por parte de la prensa, expresa un modo de percibir y enjuiciar la realidad, proyecta una posición política frente a los hechos. Su ejercicio fluidez de informaciones y opinión, inciden en la modelación de criterios y en la consecuente respuesta social para que las estructuras de poder se mantengan como están o para que modifiquen sus formas de ejercer el gobierno en beneficio de la gente.

Obviamente que siempre y cuando se cumpla esta regla de hacer un periodismo real, no superficial, sustentado en la teoría y la práctica de la comunicación social, apegados a un método científico en el que ya se reflexionaron todas las opciones o posiciones, para así emitir una opinión real, no gansteril ni corriente, como el que promueven a través de las campañas negras en las redes sociales.

Finalmente, las redes sociales del internet, facilitan la comunicación, pero no la mejoran, por el contrario, la mayaría de las veces, tergiversan la realidad del contexto situacional de los mensajes, que dispersan los desorientados mentales, a los que desafortunadamente las masas no informadas, toman con confianza ciega sus aseveraciones falsas, incorrectas, incoherentes y dolosas, provocando psicosis colectiva, que en algunos asuntos, terminan en injustos escarnios contra personajes públicos y de instituciones, o que incitan a la violencia hasta llegar a los asesinatos y, que también motivan malas decisiones de colectivos de la sociedad.

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