El FIBBA es un organismo que está en proceso de extinción, en la mira de las escopetas de los fideicomitentes, principalmente de los ejidatarios de La Cruz de Huanacaxtle; el tipejo maneja este bien público como si fuera de su propiedad, puesto que todo lo que cobra por la renta de palapas, mesas, camastros, la alberca, la entrada al estacionamiento y la renta a un italiano de una de sus palapas locales frente a la playa.
La verdad que prevalece entre los pasillos de las oficinas es que todo se lo “chinga”, no hay rendición de cuentas, además que acosa laboralmente a las empleados, los obliga a trabajar en asuntos particulares e incluso en hacerle arreglos a su casa en Valle Dorado.
Poco se sabe de la capacidad que tenga para desempeñar el cargo de Director Regional del FIBBA, lo que sí es verdad que le da trabajo a sus amantes, que cuando lo hacen enojar las despide, como le sucedió a una chica llamada Adriana.
Aparte este funcionario de marras hasta para que le laven su auto. El FIBBA debe desaparecer porque es una carga muy pesada al estado, que emplea puros “recomendados” que no hacen nada. Estas instalaciones deben ser para una institución educativa, que pudiera ser la UAN, para convertirse en un centro de capacitación y de prácticas para futuros profesionales del turismo, en fin, para algo productivo, no para darle un salario a un pelafustán imberbe como este convaleciente pelado.
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